El Escarabajo Más Grande De Europa: El Ciervo Volante
- Lacerta Bilineata
- 30 jul
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Si has visto un escarabajo gigante con unas pinzas parecidas a cuernos de ciervo en la cabeza, seguramente se trataba de un ciervo volante (Lucanus cervus): el coleóptero más grande de España e incluso de Europa, también conocido con el nombre de «lucano ciervo» o «ciervo volador».

A pesar de sus pinzas de aspecto peligroso, que en realidad son sus mandíbulas superiores, el ciervo volante es totalmente inofensivo para el ser humano. Sin embargo, es capaz de defenderse y, si intentas cogerlo con la mano, puede pellizcarte dolorosamente los dedos (lo digo por experiencia ;-)

El ciervo volante tampoco es un insecto dañino y puedes considerarte afortunado si ves estos magníficos escarabajos, ya que se han vuelto muy raros en muchos lugares y están estrictamente protegidos en la mayoría de los países. Solo los machos desarrollan «cuernos» que utilizan para luchar contra sus competidores; las hembras no tienen mandíbulas ensanchadas y suelen ser mucho más pequeñas.

Sin embargo, el tamaño de esta especie de escarabajo varía mucho según la región y las condiciones alimenticias durante la fase larvaria. El escarabajo ciervo volador pasa la mayor parte de su vida —de tres a ocho años como máximo— en forma de larva en la madera muerta (principalmente de roble, pero también de otros árboles), de la que se alimenta.
Cuanto mejores son las condiciones ambientales y la calidad de la alimentación, más larga es la fase larvaria, más grande es el escarabajo adulto tras la metamorfosis y más largas son sus "cuernos". Los machos más grandes pueden alcanzar casi 10 cm de longitud, mientras que los más pequeños solo miden unos 3,5 cm. La vida adulta dura solo unas semanas o unos meses; los animales suelen salir de sus pupas a finales de mayo, se aparean y mueren a finales del verano (las hembras viven un poco más que los machos y mueren después de poner sus huevos).

Se alimentan principalmente de la savia de los árboles, preferiblemente de roble, pero también de otros árboles caducifolios, y, si están disponibles, los líquidos azucarados de la fruta podrida también son una fuente de energía muy apreciada. En mi jardín de Ticino (Suiza), donde se tomaron todas las fotos que se muestran aquí, los ciervos volantes se sentían atraídos por la higuera, o más bien por los manjares demasiado maduros que ofrecía.


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